martes, 27 de abril de 2010

Córcega, una montaña en medio del mar


   Córcega, una espectacular cadena montañosa que parece surgir sin más en mitad del azul mediterráneo, sus 120 cumbres de más de 2000 metros así lo refrendan. Una isla de colores únicos, pues pocas en el mediterráneo pueden presumir de sus bosques, de su frondosidad. Este peculiar entorno físico hizo que los habitantes de la isla fundaran sus ciudades principales en los valles montañosos, protegidas de los invasores. De hecho, se da la peculiaridad de que todos los grandes asentamientos de costa tuvieron su origen en pobladores ajenos a la isla.
Esta especial orografía hizo que los corsos fueran un pueblo peculiar y diferente, donde las tendencias al anarquismo y al autogobierno siguen patentes a día de hoy. De hecho, hace no muchos años, una famosa cadena de comida rápida quiso establecerse en la isla en contra de los deseos de sus habitantes, quienes consideraban que sería una agresión a la cultura y al propio entorno físico. Unos meses después tuvo que aplicar eso de “apaga y vamonos”, un pequeño detalle que refleja la pasión de sus habitantes hacia la isla, así como su coraje.
Como nos podemos imaginar, su historia es compleja, siempre levantándose contra el invasor, lo que ha ayudado a reforzar su propia identidad. Una identidad que atrae, que guarda los recuerdos y su propia lengua, como un tesoro solo superado en grandeza por la irrupción de la naturaleza en esta montaña marina, de vivos colores, espectaculares parajes.
Córcega es a día de hoy un destino muy cercano y diferente, uno de eso lugares que enamoran, por lo desconocido, por lo impresionante, por lo diferente… un pequeño paraíso que sus habitantes se han encargado de mantener indemne ante la apisonadora del hombre y la política del ladrillo turístico consiguiendo mantener la personalidad que la hace diferente, algo que lamentablemente se perdió en tantos otros lugares.

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